Un día salí en busca de mi alma gemela,
aquella con la cual hice un acuerdo mutuo de complementación y un juramento de
reconocernos más allá del tiempo y el espacio, más allá de la distancia y las
circunstancias, más allá del ego y las
apariencias…
Y en mi derrotero me cruce con muchas otras
tantas almas que quizás andaban en su propia y similar búsqueda y nos
relacionamos con la esperanza de haber encontrado aquello que tan afanosamente
buscábamos, pero no fue así…una voz
interior que a menudo confundí con un alto nivel de exigencia, o con un
implacable examen de defectos, o con un terrible juicio del ego me decía que mi
búsqueda aún no había concluido. Y así cada alma siguió su camino por su lado,
una llevándose una enseñanza, otra arrastrando un dolor no comprendido aún…
Y así entre aprendizajes y heridas un buen
día me detuve, no a pensar en mi anhelada alma gemela, sino a reflexionar,
reconocer y valorar la utilidad de aquellas otras tantas almas que había encontrado
sin buscarlas. Y así descubrí que la razón por la cual nos habíamos cruzado era
también por un acuerdo previo que estábamos cumpliendo.
Así
descubrí e identifique a mis almas amigas; aquellas con las que compartí
similitudes de gustos, preferencias y modo de pensar. Junto a las cuales hice
planes en conjunto y extravagantes sueños afianzandonos en la fe y en el
apoyo…y con quienes compartí maravillosos momentos de distracción y alegrías o
de lágrimas y penas…También descubrí e
identifique a mis almas compañeras; aquellas con las cuales me relacioné basado
en la confianza instintiva para apalancarnos y asistirnos en la consecución de
ideales y planes… Y así descubrí e
identifiqué a mis almas causales quienes me enseñaron por medio de la oposición
y bajo la apariencia de adversarios, el contraste de lo que estaba haciendo mal
o me motivaron por medio de la justa competencia a evolucionar y mejorar… Y así
también descubrí e identifique a mis almas cósmicas; con cuyo encuentro fue
como un choque de trenes con altos niveles de energía y pasión que fueron
determinantes en momentos puntuales de mi existencia…
Y gracias a todas ellas llegue al gran
hallazgo…descubrí e identifique a mi alma espíritu; aquella con la cual
construí la relación perfecta e ideal, sin la cual no podría jamás cumplir mi
promesa de encontrar a mi alma gemela…¡me encontré a mi mismo!
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