En una consciencia de tercera dimensión se
perciben tres aspectos; largo, ancho y profundidad, está es la realidad primera
que conocemos y con la cual interactuamos. Luego nuestra consciencia toma en consideración
un cuarto aspecto; el “tiempo”. Pasamos así a interactuar de manera
rudimentaria en uno de los primeros subniveles de la cuarta dimensión, en la
cual percibimos el tiempo más congruente con las tres primeras dimensiones por
lo cual lo experimentamos en forma lineal…con un principio y un final.
Paulatinamente nuestra consciencia va lentamente evolucionando y comenzamos a
cuestionar el tiempo lineal al percibir que este se distorsiona según el tipo
de actividad que estemos desempeñando. Si estamos en una cola o esperando algo
en forma ansiosa, el tiempo parece ralentizarse mientras que cuando estamos divirtiéndonos
y disfrutando entonces “pasa volando”. Al enfocar esta rara cualidad del tiempo
y al permitirnos observarla con un sentido cuestionador, el tiempo nos muestra
nuevas e interesantes revelaciones. Lo primero que podemos observar es que la
edad cronológica no afecta de igual manera a todos los seres humanos. Muchas
personas jóvenes lucen “viejas” para sus pocos años y en cambio vemos personas
de edad avanzada con una juvenil apariencia. También adquirimos la tendencia de
dejar de conducirnos por el reloj y calendario, a veces perdemos la noción del día
o la hora que estamos viviendo y pronto nos descubrimos consultando a otros ¿Qué
fecha o que día de la semana es hoy?, también nos sorprendemos de ver que
rápido llego la hora de la comida, o de la salida del trabajo…que rápido paso
el año o que pronto ya es nuevamente navidad. Otro tanto ocurre con los
aniversarios, el crecimiento de los hijos y las vacaciones.
Otro aspecto no tan advertido de esta
distorsión del tiempo es la recurrencia a repetir ciertos patrones y experiencias
como si el tiempo “volviera”. También suelen aparecer, a medida que la
consciencia evoluciona por los subniveles de la cuarta dimensión, fenómenos como
el “deja vu” o las “premoniciones”. Es entonces cuando surge una presunción en
la consciencia de que pasado, presente y futuro quizás podrían significar lo
mismo. Se trasciende la consciencia del “Aquí y Ahora” y comienza a emerger el
concepto de “eternidad”, comprendemos al fin que eterno no significa “sin fin”
sino “fuera del tiempo”. Entonces comenzamos a vivir un “eterno presente” o un “presente
perfecto”, ¿recuerdan el popular adagio de “el tiempo de Dios es Perfecto”?, donde
el tiempo va perdiendo consecuentemente su poder controlador. De pronto las
horas del día nos alcanza para realizar todas las actividades que queramos o
nos plazca realizar, el tedio y el aburrimiento se esfuman y el tiempo de
espera pasa de ser un tiempo de ansiosa expectativa a un tiempo de gozosa
expectación. Podemos sin ningún problema traer aspectos del pasado o del futuro
a voluntad y vivenciarlos en el presente en nuestra mente como si estuviesen
ocurriendo, es aquí cuando dejamos de percibir al tiempo en forma lineal y lo
empezamos a percibir en forma “espiral-circular-ascendente”…estamos
trascendiendo la cuarta dimensión y comenzamos a coquetear con la quinta
dimensión en la cual ya se está desenvolviendo gran parte de nuestro entorno,
incluyendo muchos semejantes a quienes solemos llamar “hermanos mayores”, “ángeles”,
“maestros ascendidos” y otros tantos nombres. Pero también la frecuencia
planetaria de la entidad conocida como “Gaia” o “Pachamama” tiene rato vibrando
en quinta dimensión, por ello a medida que nos adaptamos a la nueva frecuencia
y nos volvemos más armónicos con el planeta, comienzan a desaparecer los síntomas
físicos, emocionales y energéticos que nos causaba tal discordancia.
Con el aumento de la frecuencia vibratoria,
aumenta la capacidad perceptiva. Junto con el concepto de tiempo se
distorsiona, o más bien se expande el concepto de Realidad. Nos percatamos de cosas
que aunque antes no percibíamos, siempre estuvieron allí y solemos
preguntarnos; ¿Cómo es que no lo “vi” antes? Esta pregunta comienza a hacerse
cada vez más recurrente mientras nos acostumbramos a nuestra nueva percepción
hasta que llega un momento en que se vuelve una condición natural “ver mas allá
de lo evidente”, aquí nos apropiamos de un enorme poder, privilegio exclusivo
del espíritu humano; el poder de elección!, entonces dejamos de “decidir” entre
dos o más opciones para pasar a “elegir” aquello que queremos con libre
voluntad y libre albedrío, esta competencia nos lleva de ser “creadores
inconscientes” a Ser “Creadores Conscientes”, dejamos de concebir a Dios a
nuestra “imagen y semejanza” y comenzamos a reconocernos a nosotros como “imagen
y semejanza de Dios”
La quinta dimensión es la primera de las
muchas dimensiones en la cual la consciencia se mueve a voluntad por las demás
dimensiones en las cuales coexistimos simultáneamente por lo cual experiencias
de “sueños lucidos”, viajes fuera del cuerpo o “desdoblamientos”, contacto con
seres “no encarnados”, espíritus, “aliens”, ángeles y maestros se manifiestan
de forma normal y cotidiana. Se tiene acceso entonces a la mente universal y se
extrae de allí todo el conocimiento e información que sea necesario para
satisfacer las verdaderas necesidades, ya que las superfluas, relativas e
inducidas desaparecen por completo del campo de la percepción, puesto que la
Verdad no necesita explicarse, probarse o defenderse… La Verdad simplemente ES!